sábado, 10 de mayo de 2008

A Dios

Nunca vi la muerte tan de cerca. La mía la había deseado unas cuantas veces, la de otros, otro tanto más. Nunca vi la muerte tan de cerca, no quería verla tampoco. Definitivamente hay que dejar de creer en Dios, ya no hay nada más que hacer. Por un momento deseo ser él, como lo quiso el diablo también. Hacer algo con el supuesto poder y dejar de fomentar el ateísmo. Ser un poco más consecuente, aunque tampoco es mi virtud terrenal. Nunca vi la muerte tan de cerca. Podría haberla provocado en alguna noche de de alcohol. Tomando el volante con fuerza y envalentonándome. Bebiendo una botella más y no escribiría esto. Caminar solo de madrugada
sin esperar el maldito taxi. Desear y querer no son exactamente lo mismo en este cuento. La había deseado, pero simplemete no la quería. Y la de otros ni hablar. Hay que dejar de creer en Dios, aunque él se enoje.